viernes, 21 de septiembre de 2012

En el vuelo de regreso



Varios de los que seguís habitualmente estas humildes páginas, me comentáis que algunas de las historias que cuento parecen  sacadas de películas estilo Torrente o que los Morancos son fuente de mi inspiración. Pero lo que ocurre es que la realidad supera, en la mayoría de las veces, a todas estas situaciones absurdas que nos encontramos día a día. Al grano.

Como he comentado en varias ocasiones, mi churumbel el mayor, ha tenido “la suerte” de tener una beca Erasmus y estudiar por La Marche italiana, en Ancona concretamente. Este Septiembre ha pasado unos días por aquellas tierras terminando exámenes, entregando trabajos y varios asuntos estudiantiles. El martes regresó por fin. De Ancona a Bolonia en tren. De Bolonia a Madrid, en avión. De Madrid a Sevilla en autobús. Vamos que solo le quedó darse una vuelta en las barcas que hay en el estanque de la Plaza de España sevillana. Al grano.

Él y su compañero ¿cómodamente? en sus ¿confortables? asientos escuchando la bienvenida del comandante. En perfecto sevillano, tan perfecto que mi hijo dijo una de sus frases favoritas: Ese es de Pino Montano. Vale, después habló en ingles, con acento sevillano, pero en ingles. Hasta aquí todo bien, incluso orgullosos de que un paisano pilotara un aparato de estos. En ese momento, Juanan el compañero de mi hijo le da con el codo y le susurra: El piloto de Pino Montano, pero aquella azafata es de San Diego (barrio vecino al nuestro, al otro lado de la SE30). La auxiliar hecha un lío con las instrucciones para pulsar la tecla correspondiente y que entrara la grabación con en caso de emergencia ….. Entró, entró la grabación y en varios idiomas. Uf que alivio ha dado con el número correcto entre las tres opciones. Ahora toca el turno de que la tripulación se reparta por todas las secciones y continúen con las explicaciones de rigor.

Por la zona de los dos estudiantes tocó, como no podía ser de otra forma, la azafata que momentos antes andaba confundida con los mandos del interfono. Se puso a su altura y, ¡en perfecto sevillano! Empezó a explicar aquello de en el respaldo del asiento tiene ustedes unas etiquetas con las instrucciones de como actuar en caso de emergencia. Y todo ello en perfecto sevillano. Solamente en sevillano. Te lo dije, esta es de San Diego. Los vecinos de asientos, todos italianos, se miraban atontaillos sin entender nada. Al final del parloteo técnico la pregunta del millón: ¿alguien no me ha entendido?, a lo que los italianos levantaron al unísono la mano.  ¿No capito?, bueno, no hay problema, a ver ¿quién de ustedes le puede traducir? ¿Vosotros dos? Vale, pues entonces yo sigo con mi trabajo que tengo que coger el carrito de las ventas.

Mi hijo y su amigo, después de destornillarse en sus “sillones” pensando en lo bien organizados que están los viajes internacionales, tradujeron las palabras. Claro que ellos tienen un par de ventajas, una los meses en la península en forma de bota que es Italia y el haber tenido que hablar permanentemente el él idioma de Berlusconi. Y la otra es la velocidad verbal que gastamos por esta bendita ciudad. Bueno me falta una tercera, la empatía que tienen con todos los becarios o con los trabajadores en prácticas.

Se me olvidaba, ¿con que compañía volaban? Una pista, empieza por RYA y termina por AIR.

martes, 18 de septiembre de 2012

Cutre




Eres “mu cutre” David. Estoy jartito de decírtelo. Sé que te compraste el coche con esfuerzo y con el trabajo de muchos años. Tu estabas contento con tu viejo Golf, pero tu cuñado (que daños nos hacen los cuñados) se empeñó y acabaste cayendo en la tentación. Porque más que un lujo este coche es una tentación.

Tres mil centímetros cúbicos, 190 caballos (tela de avena que comen), cerca de cinco metros de largo, 6 velocidades, control de crucero, turbocompresor de geometría variable e intercooler, navegador, ordenador de abordo (que ya quisiera para el mio el procesador que tiene), un manual de instrucciones más gordo que las páginas amarillas, unos asientos que te relajan y te dan masajitos, un montón de adelantos y comodidades. Peaso de carro ¿verdad? Bueno, y ahora digo yo:

Sabes que me da mucho coraje lo que le haces al pobre Mercedes (en masculino, porque los hombres lo llamamos EL Mercedes, que LA Mercedes es la vecina del bloque de al lado). A ver David, ¿Qué pasa? ¿Qué los señores de El Monte, Cajasol, Banca Cívica o la Caixa como se llama ahora no te regalan un parasol de esos de aluminio aluminizado? ¿Qué el chinorri de la esquina no los vende a “un eulo”? Entonces ¿porque le haces daño a este pobre infeliz que te escribe? Sabes que los hombres tenemos en lo más interno de nuestros genes ese algo que nos hace babear con los coches. Sabes que no entenderemos de nada, pero de ABS, Airbags, llantas de aleación rebajadas al tungsteno y de otras chorradas por el estilo, somos unos especialistas por nacimiento.

¿Para reciclar dices? ¿Qué pasa? ¿Qué tienes que utilizar las cajas donde el panadero te trae los molletes para el desayuno, o él de Matutano las papafritas? ¿O es que lo haces para fastidiarme? A un Mercedes no se le hace eso, no se le pone una caja de cartón para que nuestro “querido” sol sevillano no caliente el confortable interior tapizado en cuero. ¡Pero si tu coche tiene un climatizador cuatrizonal de esos que antes que arranques ya tienes el habitáculo a los grados que tú quieras! Sé que lo haces para fastidiarme, porque todos los días te digo que le quites el cartón al coche, que te pareces a nuestros vecinos, los de las chabolas, (que por cierto, tienen unos carros y unas forgonetas que ya quisieran más de uno). Pero este verano te han dado con la misma medicina cutre que tú utilizas.

¿Te acuerdas cuando por fin conseguiste una semanita de vacaciones? A las costas gaditanas, a Sancti Petri nada menos. Uno de esos hoteles con pulserita, con todo incluido, ¡un lujo vamos! Que si, que te lo mereces, que es gracia a tu trabajo y a los parroquianos que visitamos y honramos tu casa (4000 bares en Sevilla y tenemos que venir a este). ¡Que vale, que después de tres años una semanita de vacaciones no está mal!

Pedazo de recepción la de  hotel. ¡Que lujo! Y tú con tu reserva conseguida a través de interne, impresa en perfecta cuatricromía, en formato normalizado tamaño A4. Y esa recepcionista, cuando te vio llegar con tus pantalones piratas, tus chanclas y tu reserva en la mano.

-Caballero, si es tan amable los curriculums se entregan el la puerta de atrás.

¡Cutre! No le pongas un cartón de papafritas a un Mercedes.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Tambien le llegó la crisis



Hacía días que se le veía solo y triste. Se sentaba en un banco en la plaza del pueblo y no hablaba con nadie. Todos lo conocían pero no se acercaban a hablar con él. La mirada perdida, ojos lagrimosos y el cuerpo cada vez más encorvado.

En otra época fue una de las personas más importantes, respetadas y queridas. Empezó a trabajar con catorce años y cuando su padre, maestro y antecesor en el cargo falleció, él pasó a formar parte de los empleados del ayuntamiento, heredando de alguna manera una profesión que en este municipio se transmitía de padres a hijos.

Veinticuatro horas, todos y cada uno de los días del año. No importaba el momento ni la ocasión, siempre dispuesto. Solucionaba problemas y la gente se lo agradecía con el corazón. – He hablado con los familiares  de los vecinos de tu madre y me han dicho que no volverá a ocurrir. Gracias Manué. –Los papeles para el cambio ya lo tenéis en la oficina de la alcaldesa. Gracias Manué. –No te preocupes, te dejo las llaves en la hornacina de la entrada y   tú entras cuando quieras para arreglar lo de tu abuelo. Gracias Manué.  – Yo me encargo de tenerlo encalado para el aniversario. Gracias Manué. 

Esta puñetera crisis también llego al pueblo. Aún recordaba las palabras de la alcaldesa el día que le comunicó su prejubilación.

-Mire usted Manué, como bien sabrá, la anterior corporación efectuó una serie de gastos inútiles con el dinero que recibió  para el progreso de la comarca. Ahora este equipo municipal  tiene el deber y la obligación de rentabilizar esas inversiones. En base a esta rentabilización y después de un exhaustivo estudio, no vemos en la necesidad de prescindir de algunos servicios que presta el ayuntamiento. Como también usted sabrá la mentalidad y los habitos de nuestros vecinos, así como la calidad de vida y longevidad de los mismos, han cambiado mucho de un tiempo a esta parte. Usted lo sabe, Manué, cada vez fallecen menos vecinos y los que lo hacen, sus familiares deciden incinerarlos. Cosas del adelanto. Tenemos que capitalizar el horno crematorio y es por lo que hemos decidido suprimir la figura del enterrador. ¡Pero no me mire usted así, el horno lo compró el anterior alcalde!

Manué se acerca de vez en cuando, si su tristeza se lo permite, a su viejo lugar de trabajo. A las afuera del pueblo, en la vieja carretera que lleva hacia el naranjal que en las noches de primavera perfumaba de azahar el camposanto, está el nuevo edificio. De piedra de granito gris, nada de tapias encaladas y adornadas de hiedra.
Pero lo que más le duele a Manué, más que su repentina jubilación, más que la gente no se quiera enterrar, es la placa metálica, con el logotipo de la norma ISO 9001, que reza en un costado del horno crematorio:

 Topf & Sohne
Erfurt (Deutschland)

Ahí sigue Manué, en la plaza del pueblo, solo y triste, acordándose de la mentalidad europea, de la tecnología alemana, de la Merkel, de la crisis, de los alcaldes modernos, esperando que por lo menos, la madre que los parió a todos,   tenga sus huesos en un buen nicho como Dios manda.


domingo, 9 de septiembre de 2012

El regalo



Los miércoles tocaba debate en la asociación. En esta ocasión discutían sobre la poesía y las nuevas tecnologías. Un grupo de habituales de la tertulia hablando sobre lo clásico y lo moderno, la necesidad de adaptarse a estos tiempos o continuar con sus publicaciones literarias en el viejo soporte impreso.

Él era un entusiasta defensor del libro en papel. Con sus tapas, guardas y, a ser posible, con punto de lectura. El tacto, el olor a tinta, la sensación al pasar las páginas. ¿Pero como se puede firmar  un libro electrónico?. En frente, sus compañeros tertulianos mantenían lo contrario. Es el futuro, es la forma de difundir nuestros versos. Los poemas están en la red, ya no tenemos que ir a la librería a comprar el último poemario. Sin salir de casa lo adquieres y los tienes en la pantalla de tu ordenador o de tu e-book.
Que no, que el libro nunca morirá. En mayo publicó su primer recopilatorio de poemas y fue un placer el dedicar y firmar las primeras páginas. ¿Cómo presentas un libro digital? se preguntaba una y otra vez.

Esa noche celebraba su onomástica. Su esposa lo esperaba entre el público para continuar la velada con el grupo de amigos en otro lugar más mundano justo enfrente de la sede de la asociación literaria. Sentados en los veladores de la terraza, bajo una fantástica luna trianera, le sonrió, le mostró un pequeño paquete envuelto en papel y muy cariñosamente le dijo:

-Te quedaste sin regalo.

Le siguen gustando los libros. Sigue teniendo una nutrida estantería repleta de ellos. Sigue gustándole el olor a tinta y el tacto del papel. Sigue dedicando su poemario en la primera página (yo soy uno de los afortunados que lo tienen).  Sigue viajando, por cuestiones de trabajo,  en ese tren que tarda algo más de dos hora en unir Sevilla con Madrid.  Y ahí, sentado en el confortable asiento, podemos verlo disfrutar del e-book que le regaló su mujer, aunque ella, según me confesó, estuvo a punto de descambiarlo.