sábado, 11 de enero de 2014

Arte en croché



Pues resulta que el pasado Noviembre la artista polaca Agatha Oleksiak, Óle Ágata pa los sevillanos, no se le ocurrió otra cosa para fomentar el arte del bueno, que forrar la estatua del Caballo con croché. Antes de continuar: el Caballo es como conocemos por aquí a la estatua ecuestre de D. Rodrigo Díaz de Vivar,  vulgo el Cid. ¿Dónde has aparcao? En el Caballo. ¿Dónde está el Caballo? En el Prado, al laito del Rectorado de la US, vamo en la Fábrica de Tabacos, la de la Carmen del Merimé.

Sigo que el Babieca se me aburre.

La Ágata “considera que "la aguja de ganchillo es un lenguaje universal", ha querido con esta intervención en el espacio público plasmar su interés "por la cultura española y por una figura legendaria que triunfó después de muerta", una metáfora perfecta, según ella, de la aspiración del artista a alcanzar la inmortalidad a través de sus creaciones” (Diario de Sevilla, 1.11.2013)

Por lo visto la artista es referente mundial en eso de vestir de hilitos de colores elementos urbanos en medio mundo y aprovechando una exposición suya en una galería de arte sevillana, se promocionó con esta actuación. ¡Ah! Y el ayuntamiento colaboró prestándole un par de grúas de esas que arreglan las farolas y el alcalde aprovechó para hacerse unas cuantas instantáneas.

A continuación la muestra del evento. La foto la he tomado prestada del mencionado periódico Diario de Sevilla.


!Qúe buenas cámaras de fotos tienen los reporteros gráficos!


¿Y todo esto a que viene? Pues porque hoy hablamos de arte. Veréis, el Domingo pasado compré la prensa, bueno y el pan, y de camino me paré un ratito con los tertulianos habituales, un ratito na má, que mi parienta me esperaba para comer arroz, cosa rara un Domingo. Justo al lado del local de la prensa me encontré con esto.

Foto hecha con el móvil del Naranjito, en la calle Estrella Betelgeuse


¿Qué? Agatha, ¿Cómo te queas? Esto sí que es arte. Una tienda que lleva poco tiempo abierta y mira lo que hace. ¿Y qué me dices del nombre? MADEJAME. Original donde venden hilos, lanas y todas esas cosas. Bueno y acuérdate del logo de Sevilla, NO8DO (sustitúyase el 8 por madeja). Arte urbano, del bueno, de artistas anónimos. Con la de veces que he aparcado debajo de ese árbol y ahora se convierte en todo un icono.

El Zoido, perdón, nuestro ínclito alcalde, no se hará fotos debajo del arbolito, no han necesitado grúas para colocar las lanas, los operarios de Parques y Jardines seguro que ponen mala cara cuando hagan su visita laboral anual por esta calle, pero ¡esto también es ARTE!

miércoles, 8 de enero de 2014

Y los reyes ¿se han portado bien?



Hoy no pienso enrollarme más de la cuenta, solamente pienso hacer un resumen de lo acaecido estos últimos días. ¿Por dónde empiezo? A ver, a ver… Enga por la cabalgata. Pues resulta que en esta bendita ciudad, el honor de personificar a S.M. D. Baltazar, el rey de color negro, el último del cortejo, ha caído este año en D. Miguel Guillén, a la sazón, conocido dirigente de una empresa aceitera y, “por casualidad”, presidente del Real Betis Balompié. Y mi compadre diciéndome eso de    –Hasta para esto sois los últimos, y la gente diciendo eso de -¡Menos caramelos y más fichajes! Y yo pensando en regresar pronto a casa. Y acostarme prontito. Y levantarme más prontito toavía. Y abrir algún paquete en el que ponga papá. Y disfrutar de lo que llevo tanto tiempo esperando: ¡una réflex! (–Que pesaíto eres Naranjito con eso de la réflex).

Pues nada, preparemos las viandas para sus Majestades. Al Melchor una copita de coñac de Rociana del Condado, al Gaspar un buen gintonic, y al Baltazar un plátano de canarias. Aquí es donde entra mi hijo: -Papá, no seas racista, ¿al rey negro un plátano? ¿Qué le estas llamando? –No hijo, que lo he visto en la tele, que los reyes quieren plátanos, y encima tienen muchas vitaminas, minerales y bajo valor calórico. Y además solo nos queda uno, po pa el rey de color negro, el más chulo y ¡el último!

Hasta aquí todo normal. Ahora una curiosidad. Mi Princesa, me refiero lógicamente a mi hija, es muy solidaria, y muy desprendía, y muy generosa, y habitual donante de sangre, y recolectora de tapones para una ONG, y defensora de los animales y muy ecologista, tanto que dice que los regalos se envuelven con las revistas viejas y periódicos que tengo esparcidos por todos lados.

Ya está bien de preámbulos, ahora a lo bueno.

Los reyes, entre otras cosas, me han traído unas babuchas de parte de mi mujer (ya me encargaré de ella en otra ocasión). ¿Quién ha sido la encargada de envolver tan “confortable” regalo? Pué sí, mi hija. ¿Y que ha utilizado para cubrir la caja de cartón? (Se me ha olvidado decir que mi hija también tiene una mijilla de guasa) La portada de una revista de las que regalan con el Diario de Sevilla los domingos. ¿Y quién aparece en esa portada? Pues la escritora que más libros ha vendido estas Navidades. No pienso hacerle publicidad, pero tiene como nombre el pueblo donde se vieron por primera vez a los tres Reyes Magos y como apellido, si fuera griego,  Stephanos. 

Y ahora lo mejor.

Un paquete envuelto en papel de periódico deportivo, ese periódico que todos los tíos empezamos a leer por la contraportada donde vienen las últimas noticias y una foto. Pero lo de la foto es lo de menos, seguro que tiene fotochó. Y dentro del paquete....

Foto del reflex, !sin mi réflex!

Vale, que me lo merezco, que puñetéo mucho a mis hijos con mis chistes. Que ellos saben que a mí las bromas me gustan siempre que se hagan sin ánimo de fastidiar y, lo más importante, que sé el motivo porque los tres notas esos que han llegado en tractores, perdón, en camellos, no se han acordado de mi réflex. Me lo merezco.

¿Me lo merezco? ¡Y una leche! ¡Se van a enterar! Este año voy a dejar de ser políticamente correcto. Voy a volver a decir piropos por la calle (a las mujeres ¿vale?) Voy a protestar por todas las injusticias. Voy a seguir mirando a la gente a los ojos, pero les diré lo que pienso.  No dejaré que los viejos  se cuelen en el autobús y me sentaré en el primer asiento que vea libre. En los semáforos  tocaré el pito cuando el jilipichi de alante no se dé cuenta que el semáforo está verde. A mis compañeros de curro…

¿A que el año que viene me quedo otra vez sin réflex?

sábado, 4 de enero de 2014

¿Y mi trineo?




 Foto del Naranjito. Si haces clí el gordo se vé mejó

Este año no he podido regresar a mi Laponia, este de año me quedo en Sevilla. Y a ver cómo me las apaño porque la cosa se está poniendo mu chunga.

Dejé el trineo en la azotea de un bloque para colarme por los chunt y entregar los pocos regalos que llevaba en el zurrón. Hasta aquí todo normá, pero cuando regreso a mi tradicional medio de transporte navideño, me encuentro que me lo habían mangao. Mis mofletes pasaron de fucsia etílico a verdoso aceituno. ¿Pero quién se atreve a semejante desfachatez? ¿Qué hago yo ahora? ¿Y mis renos? ¿Dónde están mis renos?

Estos días atrás he estado buscando por todos lados y al final están apareciendo todas mis pertenencias. El trineo lo encontré en un poblado cercano donde aparecen la mayoría de los coches que los amigos de lo ajeno toman prestado de vez en cuando. Estaba una mijilla chamuscao. Una mijilla no, una jartá. A ver como se lo explico a los del seguro. Vamo, siniestro totá, inservible para el viaje de regreso.

 Los animales los he ido encontrando poco a poco. Rodolfo, el líder de la manada, anda por  la Sierra Norte. Dice que hasta  que sea tiempo de berrera se queda. Yo lo único que le he dicho es que tenga cuidado, que conociendo a ciertos venaos que pululan por aquellos montes, vigile su retaguardia no sea que lo apunten a un ERE de esos y después la juez Alaya lo llame a declarar.

Las dos renas, las más listas, están en Sierra Nevada y aprovecharan la clarita para disfrutar de los actos del Milenio. Otros dos los ha visto por el Parque de los Alcornocales, otro por el pinsapar de Grazalema y el resto por el Coto Doñana, correteando entre cervatillas y caballos almonteños.

¿Y qué hago yo? Pues a pesar que trabajo solo un día al año (lo de mis elfos es otra cosa, ellos trabajan to el año, cómodamente  arrejuntaos en unos lujosos locales que poseo en  Catai y cobrando un peaso sueldo) me apunté al paro y ¡me llamaron! Sí, soy uno de los 107.570 que han encontrado curro últimamente. ¿A que no conocéis a ninguno aparte de a un servidor?, po es verdad, pa que veáis que algunas cosa que dicen vuestros gobernantes son verdad verdadera como la publicidad de los teléfonos móviles. 

El trabajo es temporal, eso me han dicho en el ayuntamiento, pero que a lo mejor después me hacen un contrato de más duración. Se trata de vigilar los distintos buzones provisionales que hay por todas las tiendas para que los niños depositen sus cartas a los tres notas que me hacen la competencia. Una pechá de horas me pego currando, sentao, pero currando.

Menos mal que me he topado con buena gente. Aquí, en la esquinita donde está la droguería-perfumería me ha tocado hoy. Las dependientas me han prestado un poncho de ganchillo y una guirnalda de luces (made in Catai, donde está mis elfitos) pa que me caliente. Yo he querido mimetizarme con estos días y me he puesto una corona de papel de esas que vienen en los roscones de reyes. Un montón me he comío ya, ¿se nota?

Pocos días y ya se me está pegando el habla de esta ciudad, pero lo que no entiendo es lo que me dicen unos señores con uniforme naranja fosforito y una escoba en la mano: -Gordo, cabrón, este año la cosa ha estado cortita.

Bueno, que estoy juntando un poco de leuros y poder sacarme un billete en tren hasta Londres. Allí, pienso trabajar como  au pair  y, cuando tenga las libras suficientes, coger un autobús hasta Noruega. ¡Coño! ¡Ahora que me acuerdo! El pasaporte lo tenía en la guantera del trineo. ¿Cómo les explico yo a los hijos de la Gran Bretaña que no soy rumano, ni búlgaro, ni lituano, ni siquiera españó. 

¡Me cachis en to lo que se menea! Po na má que por eso, y por hacerme una foto a escondida, voy a coger una carta de un nota y lo puñetearé un poco. ¡Po no que le pide a los de Oriente una réflex!. ¿Pa qué?
Naranjito, mamón, tu carta a los buzones, pero los de la basura.